…no tiene memoria, tiene esperanzas.

 


                                                                             




 


                                                                               Por Daniel Toledo Guillén, compositor, Cuba









                                                                        Por Daniel Toledo Guillén, Compositor, Cuba




No creo que mi pueblo valga la pena. Así se titulaba una entrevista hecha a Alfredo Guevara cerca de su fallecimiento. No sé si la entrevista sea real, entre tanta confusión mediática. No sé si la frase fue realmente dicha por él. No importa, me apropio de ella, aunque sea falsa. Haya sido dicha por Guevara o no, ahora la estoy diciendo yo por lo que su estatus de incertidumbre ha cesado.

No tengo fe en el mejoramiento humano. Vamos directo a la extinción. Así pienso, vivo con pequeñas esperanzas, cada vez más pequeñas. Quisiera la trascendencia, pero temo que todo sea olvidado pues no habrá quien olvide. Nos vamos dirigiendo directamente y sin escalas a la barbarie, a la extinción de la especie, a la pérdida de la memoria, al fin de los tiempos.

El subdesarrollo ha destruido nuestras almas. Ya no tenemos almas. Las esperanzas falsas han mellado en la memoria y ya no nos acordamos de nada. Ni siquiera recordamos que es vivir en comunidad, ni siquiera recordamos decir: gracias, lo siento… El subdesarrollo ha destruido nuestra especie. Díganle adiós al humanismo, la solidaridad, el heroísmo; recibamos con un fuerte aplauso de espectáculo televisivo a la barbarie, la jungla humana, la feria, el circo de los autómatas corroídos por la violencia, el diluvio de lo intrascendente. Somos intrascendentes, somos totalmente intrascendentes. Mejor no escribir más, no pensar más, mejor esperar el invierno nuclear y morir sofocados en nuestros propios fluidos, y perecer en agonía.


Estoy profundamente conmocionado ante la indolencia. Este país está, finalmente, como veleros de antaño, varado en el medio del mar, muriendo lentamente por la deshidratación. Estoy profundamente deprimido ante la falta de civilidad. Los hombres de los últimos días bíblicos son estos. Estos humanos venidos a menos. Ya no hay excitación. Ya no hay asombro. Aquel humano primigenio que pintaba su mundo en la caverna y vivía en un universo mágico lleno de ingenios, sortilegios y hechizos ha muerto. El Hombre ha muerto. Ha nacido el Homo cuasi sapiens. No tengo miedo en decir que nos hemos convertido en humanos inferiores.  


Estoy profundamente molesto. Molesto conmigo, molesto con el mundo, queriendo sangrar y hacer sangrar. Quiero ver el fin y verlos a todos siendo finalizados conmigo y, en ese último suspiro antes de ahogarme en ese mar apocalíptico ver que el silencio, finalmente, ha llegado a esta tierra. 


Estoy profundamente aturdido por tanto sonido. Quiero silencio, Salgamos ya y pidamos silencio. Seamos los primeros huelguistas silenciosos. No digamos consignas, ni siquiera las escribamos, solo pidamos silencio con nuestro silencio. Silencio contra silencio, como fuego contra fuego. Vamos, salgamos ya, pero en silencio por favor, no se perturben los susurros, no los conviertan en gritos. Pongámosle fin al subdesarrollo con silencio, esa es la clave queridos ideólogos, críticos, artistas, políticos, obreros, burócratas, cretinos, ignorantes, religiosos, rosados, verdes, negros, blancos. Destruyamos el subdesarrollo, destruyamos las esperanzas, démosle memoria a través del silencio. 

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