La Educación de la composición musical en Chile y en Latinoamérica" por Eduardo Cáceres, compositor (Chile)

 




Nació en Santiago de Chile en 1955. Es Licenciado en Composición musical en la cátedra de Cirilo Vila y Titulado como Profesor de Estado en la Universidad de Chile, donde se desempeña actualmente 
Ha sido miembro del Directorio de la ANC (Asociación Nacional de Compositores de Chile), de la Sección Chilena de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea y de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor. Ha compuesto más de 90 obras para solistas, conjuntos de cámara y corales, orquesta y música electroacústica, además de música para cine, danza, teatro, televisión, vídeo, así como también bandas sonoras para instalaciones, performances y multimedia, estrenadas en Chile y en el extranjero. Sus obras se han editado en 28 discos compactos, tanto en Chile como en el extranjero. Fue fundador de la Agrupación Musical Anacrusa. Entre 1982 y 1988 estudió y trabajó en Alemania Federal. A fines de 1994 obtuvo una beca para viajar a Alemania y visitar los principales centros de música contemporánea. Ha organizado cerca de 600 conciertos de música chilena y latinoamericana contemporánea.(Continúa al final)


Por Eduardo Cáceres.

La educación sistemática del músico y del compositor en nuestros países de Latinoamérica, ha estado fundamentalmente centrada en los llamados " Conservatorios de Música ". Paradogicamente el nombre de estos centros de estudios alude al hecho de "conservar" la música en su estado original. Esta definición ha tenido tal fuerza en nuestro continente que remover mínimamente aquello que con tanto esmero se conserva, es realmente una gran tarea. Al parecer, los colonizados y los neo-colonizados no podemos inercialmente cambiar tan fácilmente aquello que inventaron los colonizadores.


La música llamada docta - clásica ( o seria ), se ha manifestado en Latinoamérica en las instituciones educativas como una bandera ideológica  de la cultura, cosa que es verdad, pero está claro que con el pasar de los años, (aunque se ha creído otra cosa), este verdadero monstruo de la cultura musical docta- clásica ha pasado a ser casi una anécdota elitística que se manifiesta principalmente en los museos de música llamados " Salas de concierto" y que a veces nos ha dado una señal auténtica de su fuerza y que nos sitúa a los compositores, inevitablemente frente a un paisaje sin objetos en donde solo dentro de su marco, podemos dibujar nuestros paisajes creativos.


Con esto, no podemos olvidar algunas cuestiones bàsicas, respecto de lo que ha sido la tradición política y cultural en nuestros países y que nos trajo desde Europa y además, de regalo, una música que en su origen es revolucionaria y tremendamente contestataria. Sin embargo se introduce en Latinoamérica con un nuevo y distinto ropaje que adquirió en su viaje por el Atlántico y que la viste y distingue en el Siglo XIX y XX en placeres exclusivos de las altas clases sociales y económicas que aún mantienen el poder ejemónico y por varias generaciones sobre todo en el ámbito educativo a nivel escolar.


Esta última idea podría interpretarse, tal vez, como como un resentimiento social, a pesar de lo indiscutible que ha sido para todos simplemente por sus hechos. Uno de ellos es que ha generado toda una tradición musical, que con los años ha conducido a tener a un estudiante de música en el último año de su carrera, en un Conservatorio tradicional de música, con nociones casi nulas de lo que ha acontecido con la creación musical de la segunda mitad del Siglo XX en todos sus géneros y si  " algo" diferente, llegó a conocer, fue eventualmente, gracias a un pequeño curso, seminario, conferencia u otra actividad extraprogramática, pero no como parte de la educación sistemática del estudio de la música.


Lo paradógico de esta situación es que en Latinoamérica, nos esmeramos por mantener inercialmente un arte musical que no inventamos y por invertir miles de dólares en difundirlo y que cumple mas de cien años, doscientos y también trescientos años y mas y que además en este momento de la cultura mundial se mantiene solo, pues lo propician sus  propios países de origen, quienes además, también se preocupan de salvaguardar el arte musical que generan hoy ( aquel arte que de seguir como estamos, tendremos que mantener también en el futuro ) pues al no existir una preocupación real de lo que aquí se crea e inventa, nuestros creadores tendrán que vivir nuevamente el inevitable destino de ser unos eternos desconocidos compitiendo con el clásico y culto desarrollo y guardando nuestras obras en prestigiosas bibliotecas, pero sin poder sonar ni ser escuchados.


El riesgo nace también de los mismos músicos sometidos a una educación alienada, en especial de los intérpretes de la llamada música clásica y que en su máxima ambición de interpretar muy bien a un Bach, Mozart o Beethoven anhelan viajar a Europa a"perfeccionarse" en alguna alta Escuela de música y así poder tocar muy bien ese tipo de repertorio. No estamos en contra de esto y decimos con claridad que lo hagan pero que comprueben además, que los intérpretes de Europa se preocupan también  de dar a conocer a sus propios creadores actuales, mientras que en Latinoamérica la visión neocolonialista no les permite comprender el valor de lo propio.


Desde nuestra ubicación en el panorama mundial, Latinoamérica ya no se puede quejar de aislamiento ni de no tener acceso a la información que circula por el planeta. Si bien ésta puede haber sido una gran bandera de  lucha política del pasado, en las condiciones actuales con Internet, TV cable, Youtube y medios digitales, el acceso a la integración y al concepto de "aldea global" sólo para mencionar un par de ejemplos se hace cada vez mas evidente y que debemos problematizar.


En este gran mar digital, los músicos podemos navegar dia a dia recogiendo visiones sonoras, no solo de lo cercano tangible, sino también de lo lejano intangible. El músico creativo siempre busca, permanentemente investiga, se arriesga a lo que no conoce, se crean caminos de integración, sin ignorar  la globalidad intrínseca del pensamiento vernáculo. Se produce entonces el acercamiento a las nuevas propuestas y que nacen de esta globalidad y que adquieren proyección planetaria, pero siempre en una actitud de apertura a aquello que resuena y trasciende desde lo vernáculo y la gran tradición criolla, nacida en estas tierras.


Nuestros oídos actualmente, estàn expuestos y como nunca antes, a la variedad musical sonora, a la saturaciòn. a la imposiciòn y finalmente a la resignaciòn y sometimiento de lo que no queremos escuchar, ya sea viniendo de vecinos en sus fiestas, en un bus pùblico, en el supermercado, en eventos sociales, u otro lugar que no permita la opciòn del silencio.

 

Como nunca antes, el hombre moderno tiene tambièn la opciòn de poder construir su propio discurso musical proveniente de soportes como CD'S, TV cable, Internet, Youtube, Spotify, pues asimismo, se nos ofrece la alternativa del " Zapping sonoro " que construye y deconstruye cualquier discurso musical, cualquiera sea su tendencia, estètica, origen, època y calidad. De esta manera el auditor se convierte en el artífice de una continuidad que es la propia y relega a la creaciòn, en su forma original, al capricho del auditor empoderado de los actuales medios tecnològicos.

En la construcción y deconstrucción permanente, músicos y auditores ortodoxos y también liberales nos movemos sin escapatoria posible mas que en una posible reclusión del llamado " mundanal ruido" alejándonos lo mas posible. Estamos entonces ante una nueva problemática, mucho mas amplia que la de la música y su construcción, estamos ante la problemática del sonido, el, sonido como fenómeno y que contiene eventualmente a la música en su interior, aunque aun no se aborda de manera sistemática en las instituciones educativas.


Cualquier intento de encontrar nuestra identidad cultural musical no resultará muy real, si antes no partimos de resultados comprobados que nos ha dejado el pasado y el presente por una parte, y por otra parte muchos riesgos, nuevas ideas y otros caminos en la educación de nuestros músicos que nos puedan libremente conducir ( idealmente ) a un artista con una mejor visión de su entorno cultural, social, geogràfico y polìtico y sus posibilidades potenciales.


Cualquier intento de búsqueda y encuentro de "identidad" significa abolir, de una vez por todas, aquellas prácticas musicales y teorías de la música que producen en el estudiante una sensación de embotellamiento, es decir que se tiene la sensación de estar lleno de no se sabe que?.... y a la vez encerrado, no se sabe donde, sin poder " hacer la música ", usarla, crearla y vivirla,  a partir de si mismo, a pesar de haberla estudiado por mas de  8 , 9  o mas años y ser un músico sin poder sentirlo realmente.


Cualquier intento entonces, solo pasará por el  cambio radical de las instituciones musicales y de los maestros educadores que han y hemos tenido una educación musical en gran parte muerta y estática, repetidora de fórmulas, llena de santos, mitos, recetas y prejuicios como si estudiáramos religión en vez de música.


Cualquier cambio, además, no tendrá mayores resultados en la educación sistemática en escuelas e instituciones si los medios de comunicación no nos acompañan a diario instalando modelos y modas, calidad y rutas en la música. No olvidemos que la educación es un fenómeno activo que está presente en toda nuestra vida, en tanto seamos perceptivos, receptivos y/o críticos con aquello que cada dia ingresa por nuestros oídos sin poder controlarlo con el simple hecho de cerrarlos o cambiar de dirección como podemos hacerlo con nuestros ojos.


La Radio y la Televisión en un intento de futuro podrían replantearse eventualmente que el efecto " bombardeo" permanente hacia el espectador y el auditor generará finalmente y como ya está sucediendo, tal cantidad de saturación informativa que finalmente  se produce una indiferencia frente a lo que se ve y se escucha como medida de autodefensa del organismo, un rechazo cotidiano y continuado a seguir viendo y escuchando programas y se opte  finalmente por la alternativa de escuchar independientemente de las empresas que manejan estos medios. Los medios de comunicación nos dan la posibilidad de lo diverso, lo que en nuestro actual mundo es positivo, mas la dosificación en todo también es positiva, ya que nos permite madurar la información e internalisarla.


Si dosificamos entonces los aportes de los medios de comunicación mas una apertura de las instituciones tradicionales educativas hacia otras realidades musicales y que no sean las propias, nos podríamos acercar a una educación del músico-compositor que habita geograficamente donde el planeta se acaba. Ahora, si  lo miramos con optimismo habitamos donde todo podría comenzar pues no existe en el universo ni un arriba, ni tampoco un abajo. 


Nuestra situación de país latinoamericano, colonizado, neocolonizado y tercer mundista, nos da culturalmente mas ventajas que desventajas. No olvidemos que estamos hablando de un posible futuro, de un "hoy en adelante". Tal vez el pasado ha sido un poco despectivo con nosotros en el escenario mundial pero nada de lo que ha sido, tiene el deber de seguir siendo como norma general. 


Los localismos cuando son propios, son, porque allí se han generado, ahí nacieron. Si tenemos que justificar el folklore o músicas de tradición oral en la actual globalización, es porque todo tiene un lugar donde nació. Lo que provoca la crisis es aquello que asume la careta de auténtico en otro lugar, en otro contexto, tal como lo dijo claramente un alcalde de mi país :  " es en este teatro donde nace, vive y se desarrolla la cultura chilena "....... ....refiriéndose a la ópera europea. ¿ No es una percepción muy desgraciada y elemental de lo que sería nuestra propia cultura ?


Nuestra ubicación geográfica y política en el planeta nos ofrece una gran ventaja para poder acceder directamente a la mayoría de las culturas debido a las innumerables migraciones que hemos recibido y que continúan hasta hoy. Como compositores no tenemos el deber de rendirle de manera ortodoxa cuentas ni deberes a nadie, ni a nuestros antecesores ni a la tradición, ni a los referentes estéticos. Chile por ejemplo, no tiene nada en particular que lo defina musicalmente en la tradición, tal vez debido a la multiplicidad de su geografía o a la disparidad de sus gobiernos. Tampoco tenemos una música folklórica de pais distinguible e identificable en el mundo. El no tener ningún peso de alguna tradición musical específica y fácilmente identificable sobre nuestros hombros, nos plantea el mejor y el mayor de los desafìos creativos.


Nuestra educación hacia el músico y consecuente con esta postura nos pone en la situación de asumir de una vez por todas nuestra hibridez cultural, nuestro todo, de aquello que llega y se queda y además se asienta como si fuera propio, pero nada ha tenido la fuerza suficiente para constituirse como una totalidad única, porque nuestra totalidad necesaria e histórica está en todo lo ecléctica que pueda ser nuestra música asi como lo ecléctico que somos nosotros.


La posmodernidad, como conducta asumida. estará de nuestro lado, si la vivimos plenamente y hacemos intentos para disfrutarla, puesto que en Latinoamérica se presenta casi sin reparos, la tenemos en pleno. Aquello que por años nos ha penado como "ausente" y ha sido tema de grandes polémicas  " ¿ Cual y que es nuestra identidad ?  " estará en nuestras manos después de poder sintetizar todo lo heterogéneo  que se nos haya presentado en la vida cotidiana. Con esa misma materia heterogénea, podemos estructurar nuestro arte musical. Tal vez los ejemplos mas notorios y cercanos a nuestros factores identitarios creativos los podemos encontrar en obras de Cergio Prudencio de Bolivia, Alejandro Iglesias-Rossi de Argentina o Javier Alvarez de México.


No es de lamentar que Latinoamérica sea tan diverso. hacia lo largo de su geografía climática nos regala también tangos, joropos, cumbias, sones, boleros, sambas, landoes, guainos, cuecas y zamacuecas por nombrar algunas mùsicas criollas. No es casualidad que tengamos doscientos o mas años de Bach, Mozart y Beethoven, asi como tampoco la fuerza con que ha ingresado la música caribeña, el jazz, el rock y la música del Oriente. Todo esto, sumado a los aportes que hace la electrónica y la computación son capaces de dar si es que las instituciones educativas lo permiten o " se lo permiten" junto con maestros dispuestos a renovar su condición de tales, podremos entonces ofrecer una educación al músico compositor a partir de nuestra realidad musical y sociocultural. Es decir, una Educación en la composición que para existir no pase por ser proselitista ni religiosa. 


Nuestro compositor definitivamente no debe ser, no puede ser, no lo es, ni tampoco será un Beethoven, ni una Violeta Parra, ni un Atahualpa Yupanqui, ni Pichinguiña, ni Gardel, ni genio del rock ni del pop, sino del conjunto de lo que nos pueda entregar toda esa música y que nos dará una visión de creador y que ha partido de su propia realidad social, identidad, tiempo, condición y geografía.





Eduardo Cáceres Romero.

Licenciado en Composición Musical en la Universidad de Chile, estudiando siempre en la Cátedra de Cirilo Vila.

Titulado como Profesor de Estado en la Universidad de Chile, donde se desempeña actualmente como Académico y Profesor en las cátedras de Composición, Orquestación, Organología. Talleres de creación y Música Aplicada, tanto en Pregrado como en Postgrado en la Facultad de Artes, donde ha sido por 10 años Jefe de Carrera de la Licenciatura en Composición Musical, Coordinador y creador del Postítulo “Gestión y Administración Cultural en Música”, Coordinador del Diplomado en “Dirección Orquestal”, diez años Coordinador del Gabinete de Música Electrónica “GEMA”, diez años Director del Comité de Creación e Investigación del Departamento de Música y ocho años integrante del Consejo de Facultad y Sub-Director del Departamento de Música y Sonología.

Ha realizado las Cátedras de Semiología Sonora en la Carrera de Cine en la Universidad ARCOS y en el Diplomado de Cine de la Universidad Católica de Chile. Durante quince años ha sido académico en las Cátedras de Orquestación y Composición en la Universidad Católica de Valparaíso en Pregrado y Postgrado. Ha sido durante tres periodos miembro del Directorio de la ANC (Asociación Nacional de Compositores de Chile – de la Academia de Bellas Artes), Socio de la SIMC (Sección Chilena de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea). Socio Permanente de la SCD (Sociedad Chilena del Derecho de Autor), donde ha sido también miembro del Comité de Música Clásica y del Comité Editorial.

Ha compuesto cerca de 100 obras en los géneros solista,(piano) música de cámara, coral, electroacústico y sinfónico; ha compuesto música para cine, cortometrajes y largometrajes grabados y en vivo, danza, teatro, televisión, vídeo, así como también ha compuesto bandas sonoras para instalaciones, performances, multimedia, y CD-Room; todas obras estrenadas en Chile y el extranjero. Además lleva adelante varios proyectos de difusión de la Música Chilena Contemporánea y Latinoamericana en general. Ha obtenido diversos premios en concursos de composición musical y becas en Chile, América y Europa. Ha participado como jurado en varios concursos de composición y sus obras se han estrenado en Alemania, España, Brasil, Inglaterra, México, Francia, Cuba, Polonia, Hungría, Uruguay, Argentina, Perú, Dinamarca, Lituania, Venezuela, Colombia, Holanda, Suecia, Estados Unidos, Canadá, Australia, China, España, etc.

En 1987 fue premiado por la SIMC (Sociedad Internacional de Música Contemporánea), y en 1991 gana la TRIMALCA para América Latina y el Caribe. Sus obras se han editado en más de 30 CD's, tanto en Chile como en el extranjero ( EE. UU., Brasil, México, Canadá). Ha realizado charlas y conferencias en universidades chilenas y extranjeras.

Fue fundador de la Agrupación Musical ANACRUSA y ha sido Coordinador General del I, II, III, IV y V "Encuentro de Música Contemporánea", Compositores Latinoamericanos, realizados en el Goethe Institut, Universidad de Chile y Universidad de La Serena. En estas y otras actividades de concierto ha participado como compositor y director de ensambles.

Entre 1982 y 1988 estudió y trabajó en Alemania Federal en ocasiones alternadas y fue invitado como conferencista a Uruguay y Brasil a participar de los CLAMC (Cursos Latinoamericanos de Música Contemporánea). Así también ha sido invitado por el ICI a Buenos Aires y a Cuba por el DIRAC, Ministerio de Relaciones Exteriores, en varias ocasiones. Fue becado dos veces por Amigos del Arte y por la Fundación Andes en Creación Artística; ha ganado varias veces el FONDART como compositor. Asimismo, la Orquesta Sinfónica de Chile ha estrenado sus obras en la Temporada Oficial de Conciertos. En 1994 y 1995 obtuvo una beca como compositor residente a Alemania y poder visitar los principales centros de música contemporánea Ha organizado cerca de 700 Conciertos de Música Chilena y Latinoamericana Contemporánea. Ha sido durante 15 años el Director Artístico del Festival Internacional de Música Contemporánea de la Universidad de Chile. Entre 1997 y 2003 ha sido invitado a países como Alemania, Cuba, Francia, Brasil, Argentina, Uruguay y Lituania a dirigir ensambles, dar conferencias y estrenar sus obras. Ha sido Director del Ensamble Bartok en Gira Internacional. Fue fundador y director del Ensamble de Percusiones “Trok–Kyo". Sus artículos se han editado en revistas universitarias chilenas y extranjeras.

En el año 2005 obtiene el Premio ALTAZOR como compositor con su obra: “Cantos Ceremoniales para Aprendiz de Machi.” Fue nombrado Embajador de Valparaíso por su Alcalde y el Consejo de Rectores y recibe un “Homenaje a la Trayectoria” en el Teatro Municipal de Viña del Mar otorgado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. En octubre del mismo año el Consejo Chileno de la Música le otorga el "Premio Medalla de la Música" de la UNESCO. En el año 2012, el Consejo del Fondo de la Música le otorga por unanimidad el Premio Nacional a la Música Docta “Presidente de la República”, y en el año 2013 la Academia Chilena de Bellas Artes del Instituto de Chile le concede por unanimidad –entre 13 nominados– el Premio “Domingo Santa Cruz” de la Academia. En el 2012 el Rector de la Universidad de Chile le entrega en una ceremonia en la Casa Central un Premio y reconocimiento formal a su labor creativa. El año 2014 estrena en Buenos Aires su primera Ópera: “Suyai, la esperanza también es un canto”, obra encargada por el Ministerio de Cultura de la Nación Argentina. En el 2015 y 2017 realiza una gira por Alemania y Francia estrenando sus obras. En junio de 2017, la Orquesta Filarmónica Geidai de Tokio- Japón re-estrena su obra sinfónica “Las Preguntas” texto de Neruda (1985), en el Teatro Municipal de Santiago. En el 2017 y 2018 da conferencias y presenta sus obras en centros universitarios de Música de Buenos Aires.

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