La verdad del hacer poético en los “universales fantásticos” de Giambattista Vico (1668-1774)

 




                                                                                     Dr. Boris Alvarado, compositor y filósofo, Chile

 

 



El presente trabajo abordará uno de los temas de interés del filosofo italiano referido a un campo de su pensamiento que se sostiene en una lógica poética que entendemos como un pensar filosófico verdadero que emana del saber poético y fantástico. Para Vico, esta lógica poética, se expresará en el sentido tanto de la imaginación, como de la noción de ingenio, fábula, mito y héroe, para alcanzar un conocimiento que se entiende en una realidad desde la verdad y que puede ser descubierta por la constitución de universales fantásticos o universales del sentimiento, surgidos de una reflexión no sometida al mundo cartesiano de la época. Con ello, entendemos que el texto busca evidenciar la disposición viquiana por la recuperación de la verdad como fuente de conocimiento contenida en la poética, trabajo de los hombres que había perdido su espacio de legitimidad debido al predominio de la crítica sobre la tópica como metodología propia de la tradición cartesiana. Con ello, el napolitano se sostiene en que recuperar el poder fabulador del hombre es ámbito de confluencia del orden de las cosas y las ideas. Es desde aquí donde se genera la historia de la humanidad-naciones y se pueden construir los orígenes de esa naturaleza fantástica de la mente en las esferas del saber humano, según la cual, las facultades del hombre estarían dispuestas en una rígida secuencia que conduce a la razón, desde un transitar que encuentra origen en el mito fundamental y el sentido fantástico hacia la conciencia reflexiva de la razón


El principio epistemológico-metafísico del verum ipsum factum.

 

En la teoría del conocimiento y de la propia historia, propuestas por Vico, cada instante que se asume de la compleja naturaleza y particularmente del hombre, se asume ligado a un valor independiente y especial que colabora para definir y realizar el proyecto histórico de la humanidad, en tanto mundo de las Naciones o si se quiere, conjunto de las civilizaciones. Vico realiza una reflexión cristiana sobre la historia o, como diría la Iglesia hoy en día, una profunda meditación sobre el sentido de la historia, a la luz de la cristiandad de Dios Creador y la Divina Providencia que se manifiestan concretamente en la naturaleza, de cuyo orden la filosofía ha tratado en varias épocas y de diversas maneras. Así, Vico es, fundamentalmente, una contemplación del orden que la acción de esa sabiduría y esa Divina Providencia han puesto en la historia de las naciones “gentiles”. La conclusión de ello, es que en Vico lo verdadero y auténtico, como objeto de conocimiento propio o que le es propio al ser humano, es la Historia. El hombre llegará a conocerla plenamente sólo por el hecho de que ha sido su creador directo y con ello puede acceder a su conocimiento y sabiduría. Vico sostiene que el mundo histórico es obra del hombre por lo que tiene conciencia de que el orden del mundo histórico es el de la mente humana. A partir de esta identidad, resulta evidente que las manifestaciones y expresiones de la mente, que constituyen la realidad humana, deben comprenderse en su historia. La historicidad, por su parte, es el carácter que le otorga sentido de constitución a la naturaleza humana, de modo que la sentencia sería aquí: La historia del hombre no es sino la Historia.

La poesía, como verdad para Vico, ocupa un lugar importante en su filosofía, pues su pensamiento la considera un modo de acceso a la verdad en la que el valor de la ficción poética es precisamente su carácter de verdad. ,Más allá de considerarle una mera ficción narrativa, se permite elevar en el mito, la fabula, las historias de dioses y héroes, la capacidad de verdad que portan, toda vez que en ellas, dice, puede conocerse mejor la historia de los pueblos y la mente de las comunidades, a través de sus propios procesos de comunicación. “Mientras meditaba sobre los orígenes de la lengua latina, advertí de que los de muchísimas palabras son, ciertamente, tan doctos que no parecen éstas emanar de un vulgar uso del pueblo, sino de alguna sabiduría profunda.”[1] 

Para Vico, existe un construir la historia desde donde centra su pensamiento, allí podemos entender que se va instalando un axioma importante en donde la ciencia no puede alcanzar por sí misma la realidad -como lo pensaba Descartes o incluso el mismo Galileo- ya que en opinión de Vico, la forma de acceder al verdadero conocimiento está reservado a Dios. Y ello es posible, debido a que verum y factum son nociones que necesariamente coinciden, y por ello, el acceder al conocimiento de lo real y lo verdadero es posible  únicamente a quién lo ha creado. La propuesta de Vico es la revelación y resignificación del ingenio y la fantasía, el criterio del “verum ipsum factum”. Vico atribuye al “ingenium” una función inventiva, donde además no ve posibilidad deductiva del tipo racional. Para él, la facultad (facilidad operativa) que posibilita y ampara la estructura del mundo humano es una habilidad del hacer. El napolitano dice en “De Antiquisima: ”lo verdadero es lo hecho mismo; y, consecuentemente, en Dios está la verdad primera, porque Dios es el primer Hacedor; infinita, puesto que el Hacedor de todo; exactísima, porque se representa tanto los elementos exteriores como interiores de las cosas, pues los contiene.”[2] Y, en este sólo sentido, es posible construir una ciencia verdadera respecto de lo creado. Ciencia aquí sería un conocimiento propio del verum; verdad a priori como método deductivo, que uno puede tener sólo de sus propias ficciones lógicas, matemáticas, poéticas, artísticas, etc., al igual que sólo Dios conoce totalmente el mundo que ha creado.

El principio epistemológico-metafísico del verum ipsum factum  resulta ahora invocado como principio constructivo, decir que el mundo de las naciones ha sido hecho por los hombres significa que ante todo, verum como factum, es una completa e infinita hermenéutica de lo verdadero y, que las verdades finitas se constituyen en entendimientos prolongados de las verdades ideales que son aspectos visibles de la no visible verdad de la propia naturaleza de la realidad y que deben descubrir, dentro de esta naturaleza de la mente humana, la fuerza del cómo entendemos, aquí decimos: “La regla y el criterio de la verdad es haberlo hecho.”[3] Con todo, no podemos comprendernos a nosotros mismos, de la misma forma que no podemos comprender un tronco o una piedra. Los hombres son finitos y criaturas que cometen errores y, por lo tanto, ni siquiera pueden comprender plenamente sus propios procesos mentales. Comprender a otros hombres, los que fueron y los mundos que crearon, es reconocer y aprender imaginativamente sus experiencias valiéndose de las capacidades de nuestra propia conciencia humana. “De otro lado -dice Vico- saber es componer los elementos de las cosas: de donde el pensamiento es propio de la mente humana, y en cambio la inteligencia lo es de la divina; porque Dios comprende dentro de sí todos los elementos de las cosas, tanto exteriores como interiores, pues los contiene y dispone: mas la mente humana, por ser finita y exterior a todas las cosas que no son ella misma, puede tan sólo tratar de agrupar los extremos de las cosas, pero nunca los abarca todos, de modo que se puede pensar en las cosas, mas no entenderlas y es por ello, partícipe mas que dueña de la razón.”[4]  

Lo que es totalmente diferente a nosotros, no podemos comprenderlo de manera inmediata. Podemos comprender únicamente, aquello que es potencialmente nuestro, lo que los hombres pueden ser o en lo que pueden devenir sin dejar de ser hombres. Ello se debe a que no es del todo posible penetrar en la actitud, pensamiento, sentimientos, temores, esperanzas, ambiciones, capacidad imaginativa de seres muy diferentes y alejados de nosotros como nuestros primitivos antepasados. Dado que no todo o casi nada más bien en sus orígenes, obedece a una forma de comunicación conceptual o de entendimiento como lo conocemos hoy es que podemos deducir, que la utilización de la imaginación para entender las cosas del mundo luego de utilizar el ingenio y finalmente devenir en una memoria, es lo que va conformando la creación de esta lengua que no es otra cosa que el origen de los pueblos. “De esta suerte, de la lengua muda de los brutotes de Hobbes, de los inocentones de Grocio, de los solitarios de Pufendorf empezados a comparecer a la humanidad, empezó paso a paso a formarse la lengua de cada nación antigua, antes que las vulgares presentes poéticas.”[5] 

Esto, nos haría pensar que los seres humanos, en sus orígenes tenían una mente similar a la que los hombres tienen en su infancia, en donde el aprendizaje es paulatino por gestos, por gestos mudos, sonoros, sonidos onomatopéyicos, imágenes y, finalmente, la conceptualización de los objetos en donde ya se les puede asignar un nombre. Así, el mundo de los pueblos, naciones y grupos de civilizaciones comenzaban con las religiones fundadas en el temor y en la necesidad de incorporarse a un orden divino. 

 

II 

Sobre las facultades del hacer del hombre: El Ingenio.

 

La actividad sensible que nos provee la acción imaginativa, y cómo ésta se ocupa del habitar los orígenes de la sensibilidad del hombre deviniendo por medio de la mente, constituye una forma que posee significado y que nos conduce a la descripción de la poesía divina que Vico hace en la Scienza Nuova:”por ser ella enteramente fantástica, como pintores de ideas, no icástica, como pintores de retratos por lo cual los poetas, como los pintores, por tal semejanza con Dios creador son llamados divinos.”[6]  El razonamiento que Vico construye alrededor de los “universales fantásticos”, es una pieza más de la estrecha dualidad que en él existe y cuyo eje central se establece entre las formas racionales de comprensión de la realidad y la función imaginativa, cuya capacidad para desplegar signos y símbolos le es propia a la fantasía, que no es otra cosa que la capacidad exclusiva de los hombres para la intuición imaginativa y la reconstrucción, para luego ir a acontecer como parte de la memoria, de la cual Vico dice: “Se llama “memoria” para los latinos aquello que encierra en su despensa lo percibido mediante los sentidos y que, al sacarlo, se llama “recuerdo”. Pero significaba también la facultad por la que configurábamos imágenes y se llamó “fantasía” para los griegos, y para nosotros imaginativa.”[7]  

Y, en el capitulo VII/V en “De Antiquisima”: ”Estas reflexiones dan la ocasión de investigar cuál es la facultad propia dada al hombre para saber. Pues el hombre percibe, juzga, razona; mas con frecuencia percibe lo falso, con frecuencia juzga temerariamente y con frecuencia razona erróneamente.”[8]. Según expresa Vico, en su pensamiento se puede observar un plano antropológico en donde lo que le correspondería al hombre sería una forma de paralelismo simbólico en su relación original con el mundo a través de la imaginación, y el lenguaje poético, generando con ello lo que podemos llamar un tipo de arquetipo poético para lograr dar cuenta de esta forma de “lenguajear”, que deviene en expresión mítica y narrativa. Lo importante aquí, yace en connotar que los “universales fantásticos” es una cierta dimensión que, antes de constituirse en razón, es profundamente sensible, emotiva, pasional, y que nos toca nuestro mundo de vida en una dimensión individual. El napolitano dice: “Primero los hombres sienten sin advertir; después, advierten con ánimo perturbado y conmovido; finalmente, reflexionan con mente pura.”[9] 

Respecto del sentir perturbador, quisiera decir que es precisamente ese sentir, en el hoy, el que ya no es perturbador del pensamiento, muy por el contrario, es uno de sus alimentos básicos. De tal forma que, el participar de un dominio es decidirse a entablar una relación desde los sentidos y de allí a la razón, y más aún, considerarlas en el despliegue del pensar modulando en el acto del entender. Una nueva dimensión de la fantasía y de la imaginación es introducido por Vico en el orden en que la historia acontece. Si frente a la tradición escolástica, que ven en la razón cartesiana la única posibilidad de un pensar con razón verdadera, Vico por su parte, introduce la noción de ingenio mediado por  la imaginación, y como una parte que antecede al estado de  la memoria. Y en este sentido, podemos decir que se trata de su concepción del “ingenium”, en tanto  fantasía, ingenio y memoria. 

La forma por la cual se mueve el ingenio, frente al racionalismo, establece un operar del hombre en que la intención de investigar interrogantes tales como: cómo el hombre se realiza a sí mismo como creador en su mundo, cómo reconoce lo existentes entre las cosas y cómo el ingenio enfoca su centro filosófico aconteciendo sobre la facultad mediante la cual se construye el mundo de la civilización desde su origen. El ingenio está vinculado a los caracteres comunes de las cosas, otorgándoles a las cosas un significado que le permite ser manifestación clara de un mundo entendido desde y por el  hombre como una “facultad de unir en una sola cosas dispersas y diversas.”[10] 

Esto, vinculado a la expresión de Vico en donde se refiere al “ojo del ingenium”. Esto es, que el “ingenium” sería capacidad del hombre en un mundo de hombres. Capacidad de lograr formar imágenes sin límite y finalmente de lograr los significantes de ellas de manera paulatina y paralela, a como va  construyendo de manera vinculante la imagen con la metáfora, siendo esta última una forma en el origen del acto interpretativo que va desde la constitución de una imagen que deviene en representación. Y, que no siendo concepto, se referencia siempre a las necesidades de los seres humanos. El “ingenium” se manifiesta sólo en el contexto del ser humano, en la comunidad social entre seres humanos a cuyas necesidades, en tanto humanas, logra responder. Vico no desprecia la razón, pero su pensamiento va ubicándolo como un no cartesiano, situándolo más bien en la historia. Como en todas las demás acciones humanas, y en ello, sus propias facultades originarias como los sentidos, la fantasía, imaginación, memoria y el ingenio, podemos observar la existencia del dualismo. El hombre desde sus imágenes reproduce el mundo que se ubica frente a él, deviene esa recomposición: “Dado que los hombres ignorantes de las cosas, al querer cobrar de ellas ideas, se sienten naturalmente inducidos a concebirlas mediante semejanzas de cosas conocidas, y donde no tuvieron copia de ellas, a estimarla de su propia naturaleza, y supuesto que la más conocida se compone de nuestras propiedades, dan a las cosas insensatas y brutas movimiento, sentido y razón.”[11] 

En su texto de metafísica “De antiquissima italorum sapientia”, de 1710, Vico percibe cómo la mente del ser humano posee en rigor el principio activo del “facere” que son sus capacidades tales como el sentido, fantasía, memoria, ingenio y el intelecto. Son facultades en el sentido de “facilitas”, término que se refiere al hacer, la habilidad o facilidad operativa significando prontitud en el hacer, un sentido más de actividad. Al igual que los sentidos, que el intelecto o el ingenio, la fantasía es también una verdadera facultad. Mediante su actividad representamos las imágenes de las cosas, constituimos también la memoria cuando recoge las percepciones adquiridas por medio de los sentidos, y decimos memoria cuando da cuenta de las percepciones ya adquiridas. Así, es la actividad que va construyendo imágenes, facultad que los griegos llamaron «phantasia» y que para los italianos, dice Vico, es la “imaginativa”, así el intelecto verdadero es facultad cierta, pues mediante él, cuando entendemos una cosa, es porque la hacemos, es decir, es porque la podemos hacer. Entender este proceso es observar la modulación o tránsito de los “universales fantásticos” a lo que podríamos entender como “universales inteligibles”. Estos últimos corresponden al producto de un acto similar a lo que nosotros conocemos y entendemos como nombrar el concepto, a partir de un entendimiento de la cosa de manera conceptual, una vez que deja de ser propio de la imaginación, del ingenio y de la memoria, logrando con ello en el proceso de la configuración de la lengua, un cierto proceso de comprensión racional

Por otra parte, la concreción de los “universales fantásticos” se produce como proceso en un largo tiempo al constituirse esa lengua en un principio de reiteración permanente que va logrando ese entendido necesario que se produce precisamente en el paso del tiempo. Así podemos decir que los inicios de las palabras que dieron origen a las naciones fueron palabras que en su existencia palabras ritualista que sirvieron como metáforas para el reconocimiento de los eventos. Para Vico, el pensamiento poético filtra los amplios y diversos ámbitos del saber, puesto que, más allá de una ficción narrativa que se permite en el mito, la fabula, las historias de dioses y héroes, Vico puede conocer mejor la historia de los pueblos y la mente de las comunidades, llegando a sostener, que la poética deja de ser un sustantivo para convertirse en un adjetivo y con ello es posible hablar entonces, de pensamiento poético, metafísica poética, lógica poética, etc. Para los latinos, “ingenio” y naturaleza” es lo mismo y desde allí Vico se pregunta: “¿Quizás porque el ingenio humano es la naturaleza del hombre, pues es propio del ingenio ver las proporciones de las cosas, qué es apto, qué conveniente, hermoso y feo, lo que les ha sido negado a los brutos? ¿Quizás porque tal como la naturaleza engendra los objetos físicos, así el ingenio humano alumbra los mecánicos, de modo que Dios es el artífice de la naturaleza y el hombre el dios de lo artificial?[12]

 

III 

Sobre dónde podemos observarlos: Universales Fantásticos.

En la obra poética y de fábula en Vico, la relevancia filosófica está dada por la férrea relación entre narración fantástica y narración histórica. La forma narrativa de la historia, es el recorrido dinámico del transcurrir de la conformación del dualismo histórico-antropológico de la humanidad, como un instrumento de comprensión del sentido y del significado de la historicidad.

Vico, en este sentido no quiere entrar en el desplegar un texto poético como un hecho puramente creativo, sino que su interés se centra radicalmente en el indagar el cómo funciona el pensamiento poético. En los “Principios de una Ciencia Nueva” se considera a la poesía como un modo de acceso a la verdad y valora en la ficción poética la construcción de caracteres de verdad. Allí, el concepto de los universales fantásticos muestra el modo de proceder de la mente primitiva, su modo de generalizar, de crear un “universal” que no procede del ámbito epistemológico de la lógica, sino que es anterior a él y, que por ello, puede unirse con el termino “fantástico”, que se refiere a lo particular y que, en esta forma, significa aquello que proviene de la fantasía y no lo que es mera ficción nada más. El concepto no es simple percepción porque es universal, y no es concepto lógico porque es particular y concreto; y lo particular y lo universal se unen en lo fantástico en que consiste la esencia del despliegue. La fantasía es una forma de expresión propia del espíritu humano, en su propia objetividad y universalidad que revela una realidad, esta es el ser originario y las posibilidades últimas de las cosas.

En estos universales o caracteres, el mito, la poesía, las fábulas, las creencias religiosas que también se les ha llamado modelos o retratos ideales, o modelos esplendorosos de hombres ideales, son elaboraciones imaginarias e imaginativas invenciones e ingenios que fantasean tipos reales, siendo éste, el camino opuesto al que siguió el hombre para despertar su razón, camino que es incomprensible e impracticable si no es desde la noción de historia. Así, la imaginación e ingenio como forma de alcanzar la sabiduría, se centra en el estudio de las palabras para descubrir en ellas la historia de las cosas y con ello el lenguaje recrea también la realidad constituyendo representaciones que hablan de la vida de los hombres, y las ideas que éstos tienen sobre la realidad. 

Esta poesía comenzó siendo de origen divino, y recorriendo este camino, llegamos al nacimiento de la fábula como primer principio de la poesía divina, pues los primeros hombres creían que las causas de las cosas que sentían y admiraban eran dioses, y por ello nace como una fábula, en el entendido que el poeta le otorga todo el ser a la cosas que no lo poseen. Y, en el libro III se determina que el motivo de nacimiento de la primera fábula fue el principio de la idolatría y de la adivinación. Vico sostiene que: “Aquí se manifiesta el primer gran principio de las fábulas poéticas, en cuanto son ellas caracteres de sustancias corpóreas, imaginadas inteligentes, con explicación de sus afectos corpóreos mediante las modificaciones de nuestros ánimos humanos.”[13] 

Y luego se refiere a sus propiedades:“Y nació aquella con todas sus tres principales propiedades:

1.- Imposible creíble, porque imposible es, pues da mente al cuerpo; y al mismo tiempo creíble; tanto, que quienes la habían fingido creyeron en ella. 

2.- Sobremanera maravillosa y perturbadora, que luego avergonzó a los hombres de usar del arte de Venus al raso, limitado esos empeños a sus escondites de las cavernas.

3.- En sumo grado sublime, por cuanto el máximo entre los dioses es Jove, y Jove fulminador; y nació finalmente toda ella ordenada a enseñar al vulgo ignorante: lo que es el fin principal de la poesía: hasta el punto de que con esta primera fábula los hombres novicios e ignorantes del mundo gentilicio se enseñaron a sí mismos una teología civil que contenía la idolatría y la adivinación.”[14]

Entendida la fantasía como facultad primordial del pensamiento humano ligada a la actividad inventiva del ingenio, se despliega el valor de una filosofía tópica previa a la actividad crítica, y a la vez se revaloriza la activación de la retórica primordial frente a la filosofía, fundamentándose también el valor de la metáfora en la actividad del pensamiento, elementos éstos que hace aflorar de la tradición humanista retórica, de la que Vico sería su más esplendoroso epígono, y que conecta conformándolos a su interpretación. En relación con el segundo sentido de fantasía viquiana, que hemos argumentado, la fantasía, se ubicaría más que en un lugar epistemológico (modo de conocimiento) o de reconstrucción histórica (facultad de penetración), en un alto modo de filosofar. Reactivando la perspectiva original del humanismo renacentista, la actualiza como productora de la razón retórica, activa en cuanto retórica filosófica y filosofar ingenioso. 

La fantasía, como modo de transformación de la mente humana, y facultad autónoma como parte del desarrollo histórico y de la humanidad, posee también sus tres etapas de desarrollo, a razón de la época teológica, dioses y heroica, en las cuales, tanto en el tiempo como de acuerdo a sus tipos, la razón abstracta, más que concebirse como la naturaleza humana perfecta -idea que Vico ni presupone ni acepta, antes bien critica-, pues lleva en sus entrañas su propia semilla de destrucción, que llevan en sí los universales fantásticos al devenir universales abstractos. Tal barbarie reflexiva es incluso peor que la originaria barbarie de los sentidos o la posterior, en los tiempos bárbaros retornados, porque la primera se abre a la verdad. Tanto la fantasía como la razón actúan en función de los sentidos, y describen la actividad de la metafísica poética y la metafísica abstracta, y ordenan su razón poética y su razón reflexiva. Con esa robustez de fantasía operativa, es decir, como modo de pensar  y de expresar, puede entender Vico que en los tiempos bárbaros de Homero fuera real y verdaderamente efectiva la «sabiduría vulgar» o «poética» de tal modo que los pueblos, que eran casi exclusivamente cuerpo y no reflexionaban, supieron captar los detalles, y mostraron una fuerte imaginación al aprehenderlos y exagerarlos, un agudo ingenio al trasladarlos a sus géneros fantásticos, y una poderosa memoria al recordarlos. Dichas facultades pertenecen, es cierto, a la mente, pero tienen sus raíces en el cuerpo y del cuerpo cobran su vigor.

La imaginación se une, por tanto, con la dimensión de la ficción a que alude el texto de los nuevos principios de mitología y etimología del libro III, capítulo I, que dice: “Lógica se define como narración verdadera, más quedó con significancia de fábula, en concepto de todos, hasta ahora, narración falsa; “Lógica, se define por habla verdadera, y vulgarmente significa origen, o sea historia de la voz; y las etimologías, según hasta hoy nos llegaron, harto poco satisfacen al entendimiento como historias verdaderas sobre el origen de las cosas por tales voces significadas. Más por meditación subsiguiente se descubren otros principios de mitología y de etimología, y viene a hallarse que las fabulas y las hablas verdaderas significan una cosa misma, y que fueron vocabulario de las primeras naciones”.[15] 

  

IV 

Sobre el saber que las reúne y las crea: Mentes heroicas, Mito y poesía.

Los filósofos de la época ofrecían dos teorías del conocimiento opuestas: la primera se basaba en pruebas y argumentos, algo así como la vida y la existencia, mientras que la segunda teoría se centraba en la introspección y el pensamiento como una filosofía de lo irracional. Vico encontraba una nueva alternativa teórica basada, como hemos dicho, en la imaginación, una facultad de la mente que se reconocía como fantasía y que nacía desde la poesía. “Esta fue la poesía que les fue propia, una facultad que les fue connatural (porque la naturaleza los había dotado de tales sentidos y tal fantasía), nacida de la ignorancia de las cosas; la ignorancia es la madre de la admiración; por eso, ignorantes de todas las cosas, se admiraban fuertemente de todas ellas.”[16] La metafísica poética, nos entrega en la Scienza Nuova, respuestas a preguntas como: ¿Cómo imaginaron los seres humanos el mundo que les rodeaba? y ¿Cómo originaron la primera imagen significante del universo.? Su intención principal era hacerse cargo de la manera en que los antiguos poetas concebían la relación entre lo universal y lo particular. En Vico podemos observar que la poesía en un principio y en relación a la sabiduría de los gentiles, tuvo que hacerse desde los sentidos e imaginada, y, como lo expresa “correspondía a aquellos primeros hombres que no tenían ningún raciocinio, pero que poseían poderosos sentidos y vigorosa fantasía.”[17] 

Los mitos y las fábulas siendo verdad cuya razón cognitiva se funda en géneros y universales fantásticos, en antinomias, en metáforas, en relatos breves que unen entre sí lo heterogéneo de lo concreto, permitía alcanzar esta tercera teoría. El sentido, la imaginación y la fantasía, no constituyen solamente los instrumentos narrativos y representativos de la historia de la civilización humana en sus inicios, sino que representan los momentos constitutivos de la mente humana. La actividad de la mitología poética, la capacidad de síntesis y de representación de los acontecimientos que no son sólo los fragmentos materiales de la historia pasada, sino además los productos de la memoria, en un acto de la fantasía y en una obra de reelaboración narrativa a la que no es extraño el ingenio, caracterizan el procedimiento de la mente humana. Vico constituye allí lo pre-lógico y lo pre-reflexivo, que es la manifestación histórica de un momento en la evolución de la humanidad que confía su significante a la mente y a la poesía de la fantasía, fundando una Metafísica poética que pretende comprender cómo el pensamiento poético articula en un universal fantástico lo que parece distante e incluso imposible de unir. En la mente, se da la noción de lo dado por los dioses a los hombres, siendo las ideas creadas por Dios. Vico sostiene que se puede reconocer en los poetas teólogos su origen del mundo griego y, posteriormente los poetas heroicos y dado que todo pueblo tiene en sus orígenes a Júpiter, Aquiles, Diana y las Musas, se puede desprender de ello que todas las naciones gentiles nacen en sus orígenes a partir de la poesía.

 En este contexto, es que Vico propone una teoría cíclica de la historia que comenzaba con Homero y su conocimiento poético y volvía finalmente a él en una espiral ascendente. Las imágenes poéticas como las creadas por Homero para narrar historias verdaderas y condenadas por Platón (427-347 a.C.) como mentiras pues no eran conceptos y por ende eran no filosóficas. Giambattista Vico defendió el conocimiento que llamó sapienza poetica, cuya fuerza era la “memoria”, la diosa que Homero conocía por el nombre de Mnemósine. “La memoria -escribe Vico- tiene tres aspectos diferentes: es memoria cuando recuerda cosas, es imaginación cuando las altera o las imita, y es invención cuando les da un nuevo giro o las coloca del modo adecuado y en la relación correcta. Por esta razón los poetas llamaron a la memoria la madre de las musas.”[18] 

Homero utilizó una forma de escritura para otorgar verosimilitud y sabiduría al relato transfiriendo la responsabilidad, lo que posteriormente se llamaría en la edad Media como excusatio procter infirmitatem y esta referido al Canto II de la Ilíada. Respecto de la verosimilitud, es entendida aquí como lo semejante a lo verdadero, lo que tiene, aún más, una apariencia de verdadero,  y por ello me gustaría referirme al siguiente pasaje de Homero, en el que se dispone a enumerar los ejércitos griegos reunidos en la llanura de Troya, allí detiene su narración para invocar a las musas. En parte, se trata del recurso literario del excusatio Procter infirmitatem y en parte es una forma de conferir verosimilitud al relato transfiriendo la responsabilidad y dice: “Decidme ahora, Musas, dueñas de mansiones olímpicas, pues vosotras sois diosas y todo lo presenciáis y sabéis, en cambio nosotros sólo oímos rumor, más nada sabemos, quiénes eran los jefes de los dánaos y sus caudillos. Contar no podría yo la multitud ni nombrarla, aunque diez bocas tuviera y diez lenguas, y una voz irrompible, y dentro un corazón de bronce; sólo las Olímpicas Musas, de Zeus protegidas hijas, podrían recordar cuantos al pie de Ilio vinieron.“[19] “De este modo, se pone de manifiesto que los caracteres divinos o heroicos son mitos o relatos verdaderos, y se descubren sus alegorías que contienen sentido no analógico sino unívoco, no filosófico sino histórico, de aquellos tiempos de los pueblos de Grecia.”[20] 

El pensamiento de Vico, a quien la modernidad lo ha comenzado a valorar y a entender,  no va en contra de la verdad cartesiana como un objetivo único e instalándose en ello, sino que procura construir una otra idea de verdad en la cual la poesía, en tanto verdad universal, verdad de la ficción, es con la historia. Aquí entendemos a la ficción como aquella facultad del pensar de forma imaginativa que alcanza una poética como modo de acceso a la verdad. Las ficciones poéticas son para Vico verdades filosóficas, enunciadas con poderosas imágenes y no en términos abstractos. El lenguaje que surge de la unión de la mente y del cuerpo, de ese sentir de las cosas del cuerpo, es el habla poético organizado en una metafísica no razonada, ni abstracta sino en lo sentido e imaginada y que cronológicamente se presenta anterior al cuerpo o corpus teórico del saber filosófico. La metafísica y la lógica poética que Vico presenta, instala respuestas importantes a la imaginación de los seres humanos en el mundo que lo rodeaba y sobre todo a la interrogante que se torna en axioma importante y decisivo, y que consiste en considerar al hombre llamado primitivo por sí mismo poeta, y por admitir a la poesía como fuente reveladora de verdad, en fuente de lo verdadero. 

 

 

[1] Vico, Giambattista. Obras, trad. del latín y notas de Francisco J. Navarro Gómez, Ediciones Anthropos, 2002, Barcelona .p.129

[2] Op.Cit. p.134

[3] Op.Cit. p.134.

[4] Vico, Giambattista. Obras, trad. del latín y notas de Francisco J. Navarro Gómez, Ediciones Anthropos, 2002, Barcelona .p.134

[5] Vico, Giabattista, Pricipij di sciencia nouva d´intorno alla comune natura delle nazioni (1725).Introducción de Max H. Fisch, traducción y prólogo de José Carner. Fondo de Cultura Económica, México, 2006 .p. 212.

[6] Op. Cit. p.182-183.

[7] Vico, Giambattista, Obras, trad. del latín y notas de Francisco J. Navarro Gómez. Ediciones Anthropos, 2002, Barcelona .p.179.

[8] Op. Cit.p.181.

[9] Vico, Juan Bautista, Principios de una Ciencia Nueva en torno a la naturaleza común de las naciones, selección de la segunda ciencia nueva de 1744. Introducción de Ernesto Grassi y Ricardo Krebs. Trad. R. Krebs, Editorial Universitaria, Santiago de Chile. p.328.

[10]Vico, Giambattista. Obras, trad. del latín y notas de Francisco J. Navarro Gómez. Ediciones Anthropos, 2002, Barcelona .p.180.

[11] Vico Giambattista  Pricipi di sciencia nouva d´intorno alla comune natura delle nazioni (1725).Introducción de Max  H. Fisch, traducción y prólogo de José Carner. Fondo de Cultura Económica, México, 2006 .Pág.181.

[12] Vico, Giambattista. Obras, trad. del latín y notas de Francisco J. Navarro Gómez. Ediciones Anthropos, 2002, Barcelona .p.180.

[13] Vico Giambattista Pricipi di sciencia nouva d´intorno alla comune natura delle nazioni (1725).Introducción de Max  H. Fisch, traducción y prólogo de José Carner. Fondo de Cultura Económica, México, 2006 .Pág.181 

[14] Vico, Giambattista. Pricipi di sciencia nouva d´intorno alla comune natura delle nazioni (1725).Introducción de Max  H. Fisch, traducción y prólogo de José Carner. Fondo de Cultura Económica, México, 2006 .Pág.183.

[15] Vico, Giambattista. Pricipi di sciencia nouva d´intorno alla comune natura delle nazioni (1725).Introducción de Max  H. Fisch, traducción y prólogo de José Carner. Fondo de Cultura Económica, México, 2006 .Pág. 179.

[16] Vico Juan Bautista, Principios de una Ciencia Nueva en torno a la naturaleza común de las naciones, selección de la segunda ciencia nueva de 1744. Introducción de Ernesto Grassi y Ricardo Krebs. Trad. R. Krebs, Editorial Universitaria, Santiago de Chile. p.328.

[17] Ibidem.

[18] Manguel Alberto, El Legado de Homero (2007), Random House Mondadori, Barcelona, p.157

[19] Homero, Ilíada. Aba Editores  Edición Bilingüe de F. Javier Pérez. (2012) p.237.

[20] Vico Juan Bautista, Principios de una Ciencia Nueva en torno a la naturaleza común de las naciones, selección de la segunda ciencia nueva de 1744. Introducción de Ernesto Grassi y Ricardo Krebs. Trad. R. Krebs, Editorial Universitaria, Santiago de Chile .p.256.

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