Ultimo poema de Enrique Moro, poeta chileno, escrito probablemente el 4 de marzo y entregado por su esposa Andrea Vargas.
Un día para no olvidar,
qué locura, un disparate por todos lados,
y esto se viene con todo, ya sé,
está nublado, el viento sopla sobre los techos
y dentro mío.
Estos pequeños andamios que sostienen mi calavera
se olvidan y doblan sin soportar la liviandad de mis huesos.
Tengo frío, los lugares en mi cabeza asustan
y me duele la rodilla de la caída de mi cuerpo
en esa vereda tropical.
Así que son 64 los años que vivo
está bien; vinos, buena vida,
gran amor, pero ahora, tal vez, muerte.